sábado, diciembre 16

GENERANDO CONFIANZA?

Incumplimiento preventivo
POR ALFREDO RANGEL
arangel@cambio.net.co

EL TRASLADO DE LOS JEFES paramilitares a la cárcel de Itagüí, arbitrario y por simples sospechas, ha ocasionado el fin del proceso de paz. Esta medida fue el acto culminante de la criminalización del proceso y de la pérdida del carácter político del desmonte de un fenómeno social y político que ha tenido un enorme alcance en el país.

Por buscar tal vez efectos inmediatos, como capear el escándalo de la para-política, el Gobierno terminó cediendo ante sus opositores, quienes han criticado lo que, según ellos, es un trato benigno a mafiosos. El argumento de que en La Ceja se estaba fraguando una fuga es bastante endeble. Es difícil imaginarse unos jefes paramilitares que en el momento cumbre de su poder político, económico y militar deciden voluntariamente desmovilizar y desarmar a miles de sus combatientes, sólo para fugarse al otro día del sitio donde esperaban ser juzgados por la Ley de Justicia y Paz que ya habían acatado. Pero en el caso de que hubiera habido pruebas de uno o varios jefes con planes de fuga o delinquiendo desde La Ceja, ellos, y sólo ellos, han debido ser trasladados a la cárcel. La responsabilidad penal es individual, no colectiva.

Pero el Gobierno optó por el incumplimiento preventivo de los acuerdos de paz. De hecho, el Gobierno se había comprometido a no recluir a los paramilitares en cárceles ordinarias, compromiso no firmado que nunca ha desmentido. Este es un pésimo precedente que evoca la lógica de la desacreditada doctrina de los ataques preventivos.

Después de este antecedente con los paramilitares, no sería raro que las Farc decidan que nunca entregarán las armas.

Creo que fue la peor manera como el Gobierno pretendió recuperar la iniciativa política en esta coyuntura, pues dio al traste con el proceso. El Gobierno se dejó coger ventaja de sus críticos quienes de manera oportunista y mezquina han intentado sacar réditos políticos de los escándalos de la para-política, sin tener el valor ni la honestidad intelectual de reconocer que ese destape es posible precisamente porque los paramilitares ya están desmovilizados, de la misma forma como es inconcebible el destape de las relaciones de la guerrilla con la sociedad mientras aquella permanezca en armas.

Lo grave es que en el afán punitivo poco o nada se está haciendo para impedir que los nuevos grupos paramilitares que se están conformando vuelvan a apropiarse del Estado, a capturar la democracia local y a saquear los presupuestos municipales y departamentales. Es consecuencia de la despolitización del proceso ya que la verdad se está buscando más para castigar que para evitar que el fenómeno se repita.

Pero si el Gobierno quisiera tratar de reconstruir el proceso debería enmendar el error: cumplir sus compromisos con los jefes paramilitares que están cumpliendo los suyos, y recluir en la cárcel sólo a aquellos de quienes tenga pruebas de estar reincidiendo en el delito. Y también 'repolitizar' el proceso facilitando judicialmente la confesión de la verdad por parte de todo ciudadano decidido a hacerlo, para así iniciar un proceso de reformas institucionales que evite que el fenómeno del paramilitarismo se siga reproduciendo.

Pero el daño mayor ya está hecho y lo que está pasando tendrá una consecuencia muy grave hacia el futuro. El Gobierno está enviando la señal de que los acuerdos se cumplen y la palabra se respeta sólo mientras los grupos irregulares están armados, pero una vez desmovilizados y desarmados se puede justificar cualquier violación de los acuerdos.

Después de este antecedente no sería raro que el Eln sólo se desarme cuando los acuerdos estén firmados y haya todas las garantías internacionales para su cumplimiento. Tampoco sería raro que las Farc decidan que nunca entregarán las armas.

domingo, diciembre 3

CARTA ABIERTA AL SEÑOR FREDY RENDON (EX COMANDANTE ALEMÁN)

Cordial saludo.

en vista de la incomunicación del señor Fredy Rendón Herrera, miembro representante del exbloque Élmer Cárdenas de autodefensas campesinas en proceso de paz con el gobierno nacional, apelo a la difusión de esta carta por la red, con la esperanza de que pueda llegar a su conocimiento de alguna manera.

Urabá, Diciembre 2 de 2006.

Señor

FREDY RENDÓN HERRERA

Cárcel de Itaguí.

Muy querido y respetado amigo Fredy:

Te escribo esta carta ante la imposibilidad de comunicarnos por otro medio.

Verdaderamente lamentable la falta de seriedad del gobierno del presidente Uribe en el proceso de paz de las Autodefensas. Puede que esos actos de fuerza sirvan para mantener la imagen del doctor Uribe con un dos por ciento más a favor, y puede que cuando él se mire en el espejo después de esto se guste un poco más a sí mismo, pero es lamentable que se esté confundiendo autoridad con autoritarismo, pues la autoridad debe actuar por el interés de todos los autores del guión social, y con lo que se ha venido haciendo, se vulnera el interés del pueblo colombiano que anhela un proceso de paz serio y responsable que genere posibilidades, caminos y expectativas favorables frente a quienes aún persisten en el uso de la violencia como herramienta de lucha política. Un proceso donde el primer magistrado de la nación incumple arbitrariamente los acuerdos realizados por sus ministros y comisionados, para satisfacer a esos sectores de la opinión poco más informados que lo que alcanzan a creer entre risas y trovas al escuchar la muy banalizada realidad nacional que parecen entregarles los conductores radiales de toda suerte de insectos luminosos, dista mucho de ser constructivo para ese proyecto histórico e intergeneracional que llamamos sociedad colombiana. Hoy entiendo por qué el líder chino Chu En Lai manifestó, sobre el significado histórico de la revolución francesa (pasados casi 200 años), que habría que esperar, porque aún estaba muy reciente para juzgarla; Y aquí, los trovadores vespertinos ya están juzgando con socarronería irresponsable un proceso de paz que apenas comienza.

La verdad sea dicha, no se le ocurre a uno qué camino seguir, diferente de la desobediencia civil. Aconsejarte qué hacer o decir en estas circunstancias cuando los presionan a la delación de los políticos, los empresarios, los militares, los policías que los acompañaron el su proyecto político y militar, mientras ni les brindan las mínimas garantías para ustedes y sus familias que le brindan los programas de protección de testigos aún a quienes denuncian nimiedades, no es una oferta siquiera decente, y menos cuando el mismo gobierno les viene diciendo que al final del intrincado camino, parecido a una carrera de observación combinada con salto de obstáculos de la elegibilidad para la pena alternativa en los términos de la ley de justicia y paz, prácticamente ninguno podrá beneficiarse con la pena alternativa de entre cinco y ocho años.

Tú sabes que yo he sido el primer defensor y promotor de la necesidad de sacar toda la verdad a la luz en el proceso, pero tampoco puedo aconsejarte en contra de tus derechos fundamentales. Aceptar la obligación de confesar, es, a todas luces, renunciar a una conquista de la humanidad establecida desde la "declaración de los derechos del hombre" hace más de dos siglos. Pero bueno, hay que renunciar al derecho a la no autoincriminación, con tal de dar un paso adelante por la paz de nuestra amada Colombia. Pero igualmente, nuestra amada Colombia, por medio de sus poderes públicos les ofreció unas cárceles especiales de justicia y paz en las regiones, y el espejismo de la pena alternativa a cambio de esa confesión plena y de la colaboración para terminar con sus organizaciones armadas, romper el ciclo de la violencia e iniciar con la verdad, el de la reconciliación nacional. Pero si nada de esto se va a llevar a la práctica, pues queda el recurso a la desobediencia civil absolutamente pacífica. Si en todo caso los van a condenar a la máxima pena posible y los van a llevar a cárceles ordinarias, pues a callar, que es su derecho, y que sus abogados se batan en la arena de la justicia ordinaria donde al estado le cae la carga de la prueba. Mis padres, como buenos abogados, me enseñaron una respuesta universal para cualquier hecho imputado: "debe ser probado", y eso no implica el desconocimiento de la ley ni un pulso de fuerza con los poderes públicos, sino el ejercicio de un derecho.

Esta opción nos aleja de la esperanza de un camino de paz ejemplar y realizable que nos ha movido a todos quienes de una u otra manera hemos colaborado para sacar esto adelante, pero creo que los consejeros obsecuentes del señor presidente no están dejando más alternativa.

Trataré de acompañarte en esta nueva etapa, aunque no sin temores. Tendré que pedir protección de las autoridades para llegar hasta Itaguí a visitarte. Y créeme que no temo por tus compañeros de prisión, porque contrario a los informes que le hayan entregado al doctor Uribe los organismos de inteligencia, yo se que quienes quieren acabar con las posibilidades de paz están afuera, y aunque sean minoría, sí hacen mucho daño. Yo se que todos quienes se presentaron voluntariamente a las autoridades, quienes entregaron el mayor arsenal y el mayor ejército desmovilizado en este conflicto, quienes a pesar de las limitaciones siguen, como tú, trabajando por sacar adelante un proyecto de vida y reparación para esos miles de compatriotas pobres que un día empuñaron un arma ilegal o sufrieron sus efectos y que hoy luchan contra la apatía y la adversidad de una sociedad quejumbrosa, pero en realidad indolente, no son quienes representan un peligro. Los peligros están afuera, y no siempre en la clandestinidad de los grupos ilegales. Por eso ayer cuando los llevaban en el furgón del INPEC, llamé a Salvatore Mancuso y no a ti, para manifestarle a él, y por su intermedio a todos tus compañeros de viaje, que los estaba acompañando con mi solidaridad y mis oraciones. Tu sabes que algunos de ellos, en la guerra, le causaron a mi familia el mayor dolor posible, y que de ellos sólo uno nos pidió perdón, pero también sabes que ya desde antes los habíamos perdonado, y por eso hoy, aunque no comparta muchos de sus puntos de vista, posiciones y actitudes, soy solidario con todos, pues considero que el tratamiento que están recibiendo por parte del Estado es injusto e indigno, y que no hay que quererlos ni creerlos boy scoutspara reconocerlos como protagonistas de un importante proceso político que merecen un trato acorde con las circunstancias del mismo.

Espero que podamos superar las dificultades de comunicación. El gobierno te ofreció garantías para seguir trabajando por la reinserción y la pacificación de las regiones, y esa garantía debe incluir posibilidades fluidas de comunicación con quienes cooperan en este proceso, y eso me incluye. Los muchachos de Construpaz están muy angustiados con todo esto, pero seguramente los directivos de la cooperativa los acompañarán y les
ayudarán a mantener la calma.

Por el momento, apelaré a la Internet o a otros medios de comunicación públicos para tratar de hacerte llegar estas palabras de apoyo mías, de mis familiares y mis colaboradores en Fundapoyo. Esperemos que no tengamos que llegar hasta las señales de humo.

Con todo mi respeto, mi solidaridad y mi afecto,

Juan R. García F.

Director

Fundación para el Apoyo de la Democracia en Colombia, Fundapoyo

(EX VOCERO CIVIL DEL BEC-AC)

EL POLO Y LOS VIOLENTOS

El polo y los violentos
No basta con sostener que la guerrilla ya no tiene espacio. Se requiere la condena explìcita a la violencia y la ruptura de todo contacto con los guerrilleros.
Por Rafael Nieto
Antonio Navarro ha mostrado por estos días, en cuatro ocasiones distintas, la pasta de político moderno de la que está hecho y su compromiso con la democracia.

Primero, se mostró avergonzado por la toma del Palacio de Justicia por el M-19, a diferencia de otros antiguos guerrilleros que dieron toda suerte de espurias explicaciones frente al informe hecho por antiguos magistrados de la Corte.

Después, como secretario general del Polo, puso en marcha una consulta para la elección de delegados al primer congreso de esa organización. Aunque es cierto que los conservadores consiguieron más de un millón con ocasión de la conformación de sus directorios locales, los 500.000 votos polistas, para un movimiento que es aun muy nuevo, son un gran éxito. Un par de días más tarde, frenó en seco a Yesid Arteta, que apenas recién salido de prisión manifestó su intención de asistir al congreso del Polo para luchar contra los sectores que "representan una línea ajena a lo que debe ser una concepción de izquierda". La advertencia de Arteta, ex miembro de las Farc, se refería a Lucho Garzón y los demás miembros de la izquierda democrática, como ellos mismos se identifican para distinguirse de los radicales. Navarro no tuvo reparo en señalarle a Arteta que "no está invitado y si aparece no puede entrar". Y el día de la inauguración del congreso de su partido, Navarro dijo que "continuar alzado en armas (hoy) es una profunda equivocación".

Esa posición de Navarro, claro, no es necesariamente la del Polo, aunque algún jefe de redacción atribuyera a ese partido las palabras de su secretario general. Ese es el punto. Al igual que Navarro, en el Polo hay un número importante de dirigentes de izquierda que, como Garzón, Samuel Moreno, Parmenio Cuéllar o Jorge Robledo, tienen un compromiso sin ambigüedades con la democracia y un rechazo sin esguinces al uso de las armas como herramienta política.

Sin embargo, no todos en el Polo están en lo mismo. Hay algunos que no son claros en la ruptura con los violentos. Aunque por fortuna son cada día menos, hay todavía radicales que en el mejor de los casos no condenan a la guerrilla y en el peor mantienen vínculos con ella. Esa fracción minoritaria hace ruido y tiene fuerza. Y ha conseguido que algunos de quienes no comulgan con la "combinación de las formas de lucha" pasen agachados frente a los violentos, todo ello en aras de la "unidad de la izquierda". Porque no basta con sostener que la guerrilla ya no tiene espacio o que la historia los ha dejado atrás. Se requiere la condena explícita a la violencia y la ruptura de todo contacto con los guerrilleros, excepto que se trate de buscar institucionalmente su desmovilización y desarme.

Si quiere convertirse en alternativa seria de poder, la izquierda democrática necesita neutralizar de manera definitiva a los radicales y obtener que el Polo como partido, y no sólo algunos de sus dirigentes, condene la lucha armada y apueste definitivamente por conseguir el poder por vías democráticas. El congreso de la colectividad de esta semana y la definición de la plataforma ideológica de consenso, son la oportunidad histórica para ello.

A la hora de cierre de esta columna, aún no se sabe si se consiguió tal objetivo. Si así fue, la democracia en Colombia habrá dado un paso fundamental en su consolidación y el Polo será una alternativa seria para 2010. Si no ocurrió, los polistas habrán perdido toda autoridad moral para alzar la voz contra los vínculos de los dirigentes de derecha y los paramilitares y cerrarán los espacios para su triunfo en las próximas presidenciales.

Lo que es bueno para el ganso, lo es para la gansa. El Polo, que con razón condena los vínculos entre paras y políticos, como lo hacemos también quienes desde otras orillas estamos convencidos de que los fines no justifican los medios y que el narcotráfico y los violentos son las lacras que debemos dejar atrás, tiene que conseguir de manera voluntaria lo que habrán de obtener, por vía de las decisiones de la Corte, los partidos de la coalición de gobierno: depurar de sus filas a quienes tienen vínculos con los violentos. ?

Puntilla: es una vergüenza que ahora quieran posar de víctimas algunos de los políticos relacionados con los paras. Víctimas son los asesinados, los que fueron obligados al exilio, los despojados de sus tierras.