Cordial saludo.
en vista de la incomunicación del señor Fredy Rendón Herrera, miembro representante del exbloque Élmer Cárdenas de autodefensas campesinas en proceso de paz con el gobierno nacional, apelo a la difusión de esta carta por la red, con la esperanza de que pueda llegar a su conocimiento de alguna manera.
Urabá, Diciembre 2 de 2006.
Señor
FREDY RENDÓN HERRERA
Cárcel de Itaguí.
Muy querido y respetado amigo Fredy:
Te escribo esta carta ante la imposibilidad de comunicarnos por otro medio.
Verdaderamente lamentable la falta de seriedad del gobierno del presidente Uribe en el proceso de paz de las Autodefensas. Puede que esos actos de fuerza sirvan para mantener la imagen del doctor Uribe con un dos por ciento más a favor, y puede que cuando él se mire en el espejo después de esto se guste un poco más a sí mismo, pero es lamentable que se esté confundiendo autoridad con autoritarismo, pues la autoridad debe actuar por el interés de todos los autores del guión social, y con lo que se ha venido haciendo, se vulnera el interés del pueblo colombiano que anhela un proceso de paz serio y responsable que genere posibilidades, caminos y expectativas favorables frente a quienes aún persisten en el uso de la violencia como herramienta de lucha política. Un proceso donde el primer magistrado de la nación incumple arbitrariamente los acuerdos realizados por sus ministros y comisionados, para satisfacer a esos sectores de la opinión poco más informados que lo que alcanzan a creer entre risas y trovas al escuchar la muy banalizada realidad nacional que parecen entregarles los conductores radiales de toda suerte de insectos luminosos, dista mucho de ser constructivo para ese proyecto histórico e intergeneracional que llamamos sociedad colombiana. Hoy entiendo por qué el líder chino Chu En Lai manifestó, sobre el significado histórico de la revolución francesa (pasados casi 200 años), que habría que esperar, porque aún estaba muy reciente para juzgarla; Y aquí, los trovadores vespertinos ya están juzgando con socarronería irresponsable un proceso de paz que apenas comienza.
La verdad sea dicha, no se le ocurre a uno qué camino seguir, diferente de la desobediencia civil. Aconsejarte qué hacer o decir en estas circunstancias cuando los presionan a la delación de los políticos, los empresarios, los militares, los policías que los acompañaron el su proyecto político y militar, mientras ni les brindan las mínimas garantías para ustedes y sus familias que le brindan los programas de protección de testigos aún a quienes denuncian nimiedades, no es una oferta siquiera decente, y menos cuando el mismo gobierno les viene diciendo que al final del intrincado camino, parecido a una carrera de observación combinada con salto de obstáculos de la elegibilidad para la pena alternativa en los términos de la ley de justicia y paz, prácticamente ninguno podrá beneficiarse con la pena alternativa de entre cinco y ocho años.
Tú sabes que yo he sido el primer defensor y promotor de la necesidad de sacar toda la verdad a la luz en el proceso, pero tampoco puedo aconsejarte en contra de tus derechos fundamentales. Aceptar la obligación de confesar, es, a todas luces, renunciar a una conquista de la humanidad establecida desde la "declaración de los derechos del hombre" hace más de dos siglos. Pero bueno, hay que renunciar al derecho a la no autoincriminación, con tal de dar un paso adelante por la paz de nuestra amada Colombia. Pero igualmente, nuestra amada Colombia, por medio de sus poderes públicos les ofreció unas cárceles especiales de justicia y paz en las regiones, y el espejismo de la pena alternativa a cambio de esa confesión plena y de la colaboración para terminar con sus organizaciones armadas, romper el ciclo de la violencia e iniciar con la verdad, el de la reconciliación nacional. Pero si nada de esto se va a llevar a la práctica, pues queda el recurso a la desobediencia civil absolutamente pacífica. Si en todo caso los van a condenar a la máxima pena posible y los van a llevar a cárceles ordinarias, pues a callar, que es su derecho, y que sus abogados se batan en la arena de la justicia ordinaria donde al estado le cae la carga de la prueba. Mis padres, como buenos abogados, me enseñaron una respuesta universal para cualquier hecho imputado: "debe ser probado", y eso no implica el desconocimiento de la ley ni un pulso de fuerza con los poderes públicos, sino el ejercicio de un derecho.
Esta opción nos aleja de la esperanza de un camino de paz ejemplar y realizable que nos ha movido a todos quienes de una u otra manera hemos colaborado para sacar esto adelante, pero creo que los consejeros obsecuentes del señor presidente no están dejando más alternativa.
Trataré de acompañarte en esta nueva etapa, aunque no sin temores. Tendré que pedir protección de las autoridades para llegar hasta Itaguí a visitarte. Y créeme que no temo por tus compañeros de prisión, porque contrario a los informes que le hayan entregado al doctor Uribe los organismos de inteligencia, yo se que quienes quieren acabar con las posibilidades de paz están afuera, y aunque sean minoría, sí hacen mucho daño. Yo se que todos quienes se presentaron voluntariamente a las autoridades, quienes entregaron el mayor arsenal y el mayor ejército desmovilizado en este conflicto, quienes a pesar de las limitaciones siguen, como tú, trabajando por sacar adelante un proyecto de vida y reparación para esos miles de compatriotas pobres que un día empuñaron un arma ilegal o sufrieron sus efectos y que hoy luchan contra la apatía y la adversidad de una sociedad quejumbrosa, pero en realidad indolente, no son quienes representan un peligro. Los peligros están afuera, y no siempre en la clandestinidad de los grupos ilegales. Por eso ayer cuando los llevaban en el furgón del INPEC, llamé a Salvatore Mancuso y no a ti, para manifestarle a él, y por su intermedio a todos tus compañeros de viaje, que los estaba acompañando con mi solidaridad y mis oraciones. Tu sabes que algunos de ellos, en la guerra, le causaron a mi familia el mayor dolor posible, y que de ellos sólo uno nos pidió perdón, pero también sabes que ya desde antes los habíamos perdonado, y por eso hoy, aunque no comparta muchos de sus puntos de vista, posiciones y actitudes, soy solidario con todos, pues considero que el tratamiento que están recibiendo por parte del Estado es injusto e indigno, y que no hay que quererlos ni creerlos boy scoutspara reconocerlos como protagonistas de un importante proceso político que merecen un trato acorde con las circunstancias del mismo.
Espero que podamos superar las dificultades de comunicación. El gobierno te ofreció garantías para seguir trabajando por la reinserción y la pacificación de las regiones, y esa garantía debe incluir posibilidades fluidas de comunicación con quienes cooperan en este proceso, y eso me incluye. Los muchachos de Construpaz están muy angustiados con todo esto, pero seguramente los directivos de la cooperativa los acompañarán y les
ayudarán a mantener la calma.
Por el momento, apelaré a la Internet o a otros medios de comunicación públicos para tratar de hacerte llegar estas palabras de apoyo mías, de mis familiares y mis colaboradores en Fundapoyo. Esperemos que no tengamos que llegar hasta las señales de humo.
Con todo mi respeto, mi solidaridad y mi afecto,
Juan R. García F.
Director
Fundación para el Apoyo de la Democracia en Colombia, Fundapoyo
(EX VOCERO CIVIL DEL BEC-AC)
1 comentario:
tastamusic@hotmail.com hola oja alas salgas de ese rollo que dios te ayude
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