lunes, septiembre 12

A LA MEMORIA DEL APOSTOL JUDAS (Quien al menos tuvo la decencia de ahorcarse.)

N. del E. : Transcribimos a continuación una columna aparecida en el periódico URABA HOY en la edición que circuló en el mes de febrero de 2008. Se dio la "casualidad"  de que a partir de entonces arreciaron las amenazas e incluso los atentados en contra de integrantes del periódico, lo que condujo a la administración a tomar la muy lamentable pero forzada decisión de terminar la edición de dicho medio de prensa escrita, cierre que aun hoy persiste por la censura impuesta por los violentos.
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A LA MEMORIA DEL APÓSTOL JUDAS.

(Quien al Menos Tuvo la Decencia de Ahorcarse)

Por Juan R. García F,  (Filósofo - Consultor Político)

Preocupa y molesta ver cómo el Gobierno Nacional quiere salirse por la tangente en el proceso de paz que adelantó con las Autodefensas. Ahora, cuando el municipio de Medellín quiere “devolverle” los más de 5.000 desmovilizados que acoge en su programa de reintegración, el gobierno dice que, por el contrario, quiere “regionalizar” ese proceso, devolviéndole la pelota a los entes territoriales. ¿Por qué será que cuando las cosas se ponen duras, el más débil acaba siempre pagándolas, y nadie lo quiere, como a pandequeso maluco?

Recordemos que el proceso de paz de las Autodefensas ha sido usado como trapo cocinero del gobierno del doctor Uribe para intentar limpiar su imagen política desde el año 2002. Sin importarle lo más mínimo el destino de más de 30.000 familias o de las regiones, se adelantó un proceso pensando que al darle las llaves al ladrón, o al amarrar el gato con longaniza, se resolvía todo más fácil. Así pues, se orientó un proceso improvisando (en el mejor de los casos), o bajo los lineamientos esbozados por ex miembros del M19 que criticaban a Uribe, y a la luz de los estudios de Ernesto Yamhure, quien se aprovechó de la confianza que como a su asesor y amigo le tuvo Carlos Castaño, para plasmar en una torpe tesis académica una mala radiografía de las Autodefensas, en abstracción de las diferentes circunstancias de las regiones colombianas, la cuál debió servir para los ensayos que el doctor Restrepo, verdadero doctor Mengele de la paz, hizo con las personas que aceptaron someterse a un proceso en el que todo parecía diseñado por el Gobierno, y por algunos de sus asesores, para que terminase mal.

En 2002, en una reunión con más de 70 comandantes de las Autodefensas de todo el país para trazar la hoja de ruta de un eventual proceso de paz, y en la que participábamos en calidad de asesores los señores Juan Rubini, Ernesto Yamhure y yo Juan Rodrigo García, ante mi propuesta de un modelo de proceso regionalizado que atendiese a las causas objetivas de la violencia subversiva y antisubversiva en las diferentes zonas del país, mi posición fue ridiculizada por el señor Yamhure, al afirmar que “eso de las causas objetivas y subjetivas de la violencia ya no se estudia siquiera”, y que ahora el tema era “¡coca, coca y coca!”. Yo no estuve de acuerdo, como tampoco lo estuvieron algunos de los asistentes, y aún hoy, creo que estamos en mora de rectificar el rumbo complementando la obligación del estado de brindarnos seguridad a todos los ciudadanos, con una verdadera política de paz que tenga en cuenta las causas y los factores regionales que dinamizan la violencia en Colombia.

No podemos seguir pensando, como afirma Yamhure en su columna de esta semana en El Espectador, que quienes alegamos la necesidad de una política de diálogo con la subversión, queremos volver a la farsa del Caguán, o hacer que el país regrese al fango en el que estaba hace 7 años. Al contrario, quienes defendemos la tesis del diálogo, pensamos que por ese camino podemos alcanzar una paz digna para los colombianos, que nos beneficie a todos, no sólo a los grandes monopolios comerciales. La confianza inversionista de la que tanto se habla como conquista de la seguridad democrática, sólo está sirviendo para hacernos más vulnerables y débiles. Las grandes cadenas comerciales, ahora en manos extranjeras, se encargarán de que sigamos consumiendo carne brasileña, maíz argentino, arroz tailandés, ropa china y en fin, todo comprado donde más barato salga, para vendérnoslo lo más caro que puedan, mientras sólo lo ilícito nutre la capacidad de consumo de un país de regiones agobiado por la pobreza, el desempleo y el abandono del campo. 

Luego de recibir los fusiles de las Autodefensas, el presidente Uribe ha sacado pecho en todas partes, diciendo que la prueba de que él no tenía nada que ver con el fenómeno paramilitar es el haber sido él, y no otro presidente, quien puso presos y ha extraditado a los comandantes de las Autodefensas. Permítanme decir que eso no prueba nada, pues aunque Judas entregó a Jesús, no por eso fue menos uno de los doce apóstoles. De la misma manera opino, que aunque el doctor Yamhure sea fiel escudero del fiel escudero del presidente, el ministro de agricultura, y sea asesor o empleado de la oficina del alto comisionado para la paz, no por eso es menos cierto que Carlos Castaño lo quería como amigo, lo respetaba como asesor, y hasta donde tengo conocimiento, le pagaba.