lunes, marzo 27

Hay que ir a Urabá y abrir los ojos ( de El Colombiano)

Hay que ir a Urabá y abrir los ojos

Por
Héctor Mejía Restrepo

Yo sí fui a Urabá hace como dos meses. Lo que vi fue una región desarrollada, como pocas en Colombia, muy distinta a lo que era hace cuarenta años: Treinta y dos mil hectáreas de banano, cuarenta mil de plátano, cinco mil de palma, 700 mil de ganaderías, un millón de cabezas de ganado, cinco aeropuertos, multitud de industrias y micro industrias (de frutas deshidratadas, de confites, de pulpas de banano), carreteras pavimentadas, ciudades, comercio, comunicaciones, un puerto internacional, una numerosa población urbana (332.000 en cinco cabeceras), hospitales, colegios de bachillerato, una carretera pavimentada que va desde Medellín a todos los centros importantes de la región, apta para el transporte intenso de tractomulas (no la trochita estrecha de don Gonzalo Mejía).

La industria en Urabá crece rápidamente: dos fábricas grandes de cajas de cartón, una fábrica de plásticos, dos astilleros para construir barcazas y planchones, seis fábricas de estibas, una fábrica de alcoholes extraídos del banano, fábricas de banano deshidratado, tortas, confitería y chocolatinas, fábrica de carrocerías para camiones, fábricas de muebles de madera fina, dos embotelladoras de Postobón y Coca Cola. El potencial industrial es muy variado y de proporciones notables. Hay suficiente energía, en parte llevada desde Medellín.

Los habitantes urbanos del eje bananero llegan a más de 350.000 en cinco municipios (sólo Apartadó tiene unos 120.000) en donde hay buenos hoteles, hospitales, colegios de bachillerato, clínicas privadas, universidades, centros comerciales (Éxito, Carrefour), colegios bilingües. En la zona total de Urabá viven unos quinientos mil habitantes.

El puerto internacional mueve importaciones que llegan de muchos países del mundo (papel para periódicos, celulosa, automóviles, repuestos, fertilizantes, etc.). Los barcos antes se venían vacíos. Los puertos más modernos del mundo son planchas que flotan en alta mar con la capacidad de atender cincuenta barcos simultáneamente como mínimo. El de Urabá ha descargado en un solo día hasta siete barcos al mismo tiempo. Salen semanalmente quince barcos.

Los grandes puertos que se están construyendo en el mundo son superficies que flotan en alta mar. Las nuevas tecnologías de las enormes grúas para el cargue y el descargue, y las tecnologías de ascensores de carga, han permitido estos adelantos que salen más baratos y son más funcionales. Atrás quedaron esas estructuras rígidas de puertos en concreto, tan costosos y difíciles de operar.

La Carretera al Mar hoy en día no tiene nada que ver con aquella trocha de tierra de 1956. Es una cinta pavimentada desde Medellín hasta Arboletes (más allá Turbo y de Necoclí) cubierta por una fila de tractomulas que traen de todo desde el puerto. En un buen auto se puede recorrer en cinco horas, cuando antes se necesitaban catorce.

De todo Colombia, Antioquia es el segundo departamento en cuanto a kilómetros de playa (el primero es Guajira), lo cual abre un futuro importante para la industria del turismo, que ya tiene un comienzo pujante. Hay un aeropuerto internacional cerca de Apartadó.

En Urabá cada finca es una empresa como cualquier fábrica de Medellín. Una fábrica promedio de banano, plátano o palma tiene 100 hectáreas y necesita más o menos sesenta trabajadores. O sea hay unas mil fábricas que llevan contabilidad, siguen un presupuesto, y pagan impuestos.

Nada de la vieja agricultura de cultivos de pan-coger, atrasada y analfabeta. Nada de la miseria sin esperanza de hace cuarenta años. Urabá es otra Antioquia, otro orgullo. El sueño de don Gonzalo.

hectormr23@hotmail.com