Asociaciones de víctimas
Eduardo Pizarro Leongómez(El Tiempo, 1 de agosto de 2005)
Están bloqueando las posibilidades de una salida negociada.
Los esfuerzos que ha emprendido el gobierno de José Luis RodríguezZapatero para alcanzar una salida negociada con el grupo terrorista PaísVasco y Libertad (Eta) enfrenta un desafío inesperado: la Asociación deVíctimas del Terrorismo (AVT), creada en 1981 y conformada por más de6.000 víctimas.En un manifiesto que circula en España ('Memoria, dignidad yjusticia'), la Asociación sostiene que "la libertad y la dignidadhumana son innegociables. A las bandas terroristas se les combate y setermina con ellas mediante la aplicación de la ley".Esta piedra en el zapato que enfrenta el gobierno del Psoe para unasalida negociada se está viendo agravada por la politización que estásufriendo la Asociación debido al apoyo del derechista Partido Popular(PP), cuyos líderes están participando en las marchas públicas contra elproceso de paz.Lo que está ocurriendo en España deja importantes lecciones. Lasasociaciones de víctimas merecen todo el reconocimiento y apoyo, como hareclamado María Jimena Duzán. Pero la alteración de sus fines puedeproducir efectos perversos.En Colombia estamos ante un panorama de riesgo extremo debido, como enEspaña, a la politización indebida de estas organizaciones. Por un lado,se está creando una Asociación de Víctimas de los Paramilitares y porotro, una de Víctimas de la Guerrilla. Me parece repugnante en el campoético y peligroso en el terreno político.Para los unos, sólo merecen ser lloradas y reivindicadas las víctimasde los paramilitares. Para los otros, por el contrario, las víctimas dela guerrilla son las únicas que ameritan dolor y apoyo. Pero, en elfondo, las víctimas no importan. Su dolor es un arma política ya seapara deslegitimar al Estado, ya sea para deslegitimar a la guerrilla.Pero, más allá de la indignación moral que produce esta politización(todo colombiano asesinado produce dolor), los riesgos para el futuro dela paz en Colombia son incalculables.Los miembros de la Asociación de Víctimas de los Paramilitares, bajo laconsigna de "ni perdón, ni olvido", están exigiendo que la CorteConstitucional declare inexequible la Ley de Justicia y Paz con elargumento de que no se acomoda a unos supuestos estándaresinternacionales en verdad, justicia y reparación para crímenes de lesahumanidad.Si la Corte Constitucional se pronunciara en ese sentido, simple yllanamente no podría haber negociaciones de paz con las Farc y el Eln enel futuro. De inmediato, la Asociación de Victimas de la Guerrillasacaría a la luz pública hechos como el secuestro, la toma derehenes, la utilización de minas antipersonales o de "pipas de gas",para argumentar que no es posible dictar medidas alternativas dejusticia para las cúpulas guerrilleras responsables, igualmente, decrímenes de lesa humanidad.En pocas palabras, lo que estas actitudes indebidas le están regalandoa Colombia es una guerra sin fin. Están bloqueando las posibilidades deuna salida negociada que, como lo muestra la experiencia internacional,exige encontrar un punto de equilibrio entre paz y justicia. Perspectivaque será pronto apoyada, a mi modo de ver, por la Unión Europea.En la Ley de Justicia y Paz se contempla la creación de una ComisiónNacional de Reparación y Reconciliación (artículo 52), un Fondo para laReparación de las Víctimas (artículo 55) e, igualmente, unas comisionesregionales para la restitución de bienes (artículo 53) con ampliaparticipación de las asociaciones de víctimas.Ojalá las asociaciones aprovechen estas instancias para luchar por lasvíctimas y no para adelantar sus agendas políticas.