miércoles, agosto 24

Maestro de ceremonias

(el espectador, agosto 24 de 2011)

Por: Pascual Gaviria

Las dificultades al comprar un tapete para la Casa de Nariño le demostraron al presidente Juan Manuel Santos que el Estado es una mula resabiada: se mueve a su ritmo y en la dirección menos pensada, entre más le zumbe la fusta más se planta y se burla con corcoveos de las buenas intenciones de su montador.
Para señalar el problema Santos prefirió una figura menos montañera —por obvias razones— y dijo que lo tenía preocupado el “Estado paquidérmico”. Parece que luego de resolver ese pequeño problema de decoración, el gobierno escogió su rumbo: el ornamento, la pompa, el aliño como una de las pocas posibilidades del presidente. La consigna parece clara: si es imposible mover el Estado, se hace necesario ponerlo a posar.
Santos ha demostrado ser un especialista en las declaraciones de principios, la corrección política y el viejo truco de llevarle la corriente a eso que llaman la opinión publicada. Del gobierno anterior se decía que marcaba la agenda de los medios, de éste se puede decir que se mueve según el rumbo que marquen las agujas de los periódicos, las emisoras y los noticieros. Mockus utilizó tristemente los estribillos para su campaña; Santos los utiliza para su gobierno.
Vale la pena mirar unos cuantos botones bien lustrados en la chaqueta impecable del maestro de ceremonias. Hace 11 meses se entregaron en Urabá 34 títulos de propiedad como un acto simbólico que anunciaba la gran estrategia de reparación a las víctimas y restitución a los despojados. El pasado lunes El Colombiano publicó una noticia según la cual el Incoder está intentando revocar las adjudicaciones que marcaron el primer hito de aplausos del gobierno. Los beneficiados eran invasores que lograron engañar a las instituciones encargadas de aplicar la Ley de Víctimas. Un campanazo de alerta para antes de comenzar.
La diplomacia ha sido otro de los grandes lances del gobierno. Sólo encuentra enemigos en los antichavistas enfermizos. Pero hasta ahora sólo se ha pasado de los gritos a los gestos de amistad fingida. Sólo hemos ganado en silencio. Las exportaciones a Venezuela disminuyeron en el primer semestre del año y el comandante de las Fuerzas Militares admitió que las posiciones de la guerrilla en Venezuela se mantienen. En el tema del medio ambiente Santos entregó un nombre vendedor para lo que sería un renovado ministerio. En el último año, tal vez como nunca antes, el país ha librado grandes polémicas ambientales gracias a la llegada de las grandes empresas mineras. Pero ni el ministerio ni la señora a su cargo lograron aparecer. Hace unos días, un foro en Boyacá sobre un polémico proyecto de Ecopetrol en Sutamarchán tuvo como único ausente a un representante del gobierno. Parece que la señora Bessudo sigue trabajando en fundaciones bajo el mar.
En el tema de la salud, luego de un año de estudios, escándalos y vueltas en el sistema de fichas en los hospitales, el gobierno salió con un acto solemne para repetir los principios de la Constitución: “la salud no es un negocio sino un derecho, habrá cubrimiento universal”. Lo más triste es que los médicos se tragaron el placebo. Y los pueblos del Atlántico siguen inundados a pesar de que Jorge Londoño ha girado la plata a municipios y departamentos. Algo va de Colombia a Bancolombia.
Pero en algo ha sido eficaz y expedita la administración Santos, sin rodeos ni grandes palabras logró la salida del Bolillo Gómez de la Selección Colombia. Ojalá no nombre un alto consejero para la clasificación a Brasil 2014.